
Ese juego y solo ese juego es el culpable que no haya escrito nada en las últimas dos semanas... ni escribir, ni navegar por internet, ni retocar mis fotos, ni leer, casi ni dormir.
Como os cuento, todo empezó hace unas dos semanas:
El día siguiente a Reyes, Juanma y yo tomamos una decisión que andábamos rumiando hace tiempo, nos vamos a comprar una Xbox 360 cada uno. ¿Por que esa y no otra? Bien la Play 3 es mucho más cara y que sepamos por ahora no es pirateable, la Wii es divertida, pero quiero juegos con gráficos molones y algo de enjundia. Así que tenemos la decisión, además el día anterior había descubierto un lugar cercano a nuestras casas donde nos la "liberaban".
Nos la compramos en el Eroski del Bolchevita (Dolce Vita para los amigos) tras recorrer otras tiendas donde la tenían agotada y esa misma tarde la llevamos al videoclub donde la "arreglarían". Ellos muy amables la tenían lista para ese mismo día a la hora de cerrar.
¿Que pasó después? El horror.
Entre otros, uno de los primeros juegos que descargué y grabé (en esos malditos DVDs de doble capa tan difíciles de encontrar) fue el Fallout 3.
En mi etapa pecera, el Fallout 1 y 2 habían sido unos de mis juegos favoritos, así que este no podía ser menos.
Tomas el control de un habitante de un refugio nuclear, años después de una guerra atómica que devastó el planeta. Y sales de tu cómodo hogar para encontrarte con el Yermo, un lugar lleno de peligros, para buscar a tu padre.
Y he de decir que es el mejor juego que he jugado hasta el momento. Una enorme extensión de terreno (kilómetros y kilómetros) perfectamente detallado en 3D, con pueblos, carreteras, montañas. Libertad de acción, puedes tomar tus propias decisiones de lo que hacer en cada momento y el juego no es nada lineal. Y una estética Mad Max con ligeros toques de ciberpunk. Lo dicho un juegazo.
Y ahora os dejo, que tengo que ir a matar a unos supermutantes.